Ficha 7: El Uruguay del 900
“A fines del
siglo XIX se podían observar algunos cambios en las actividades económicas. El
mestizaje de ganado ovino y bovino aumentó y se extendió a todo el país.
Aumentó la productividad (mayor rendimiento en lana y carne por animal) y
surgieron nuevos tipos de establecimientos como por ejemplo la cabaña,
especializada en el ganado fino importado o criado en el país. La actividad
manufacturera también tuvo un crecimiento destacable. Al amparo de diversas
disposiciones proteccionistas o de incentivos a la inversión, se instalaron
fábricas textiles (Salvo y Campomar en 1898 y 1900, por ejemplo), destilerías
de alcohol y otros establecimientos destinados a la fabricación de bienes de
consumo.
A medida que
avanzaban los procesos de consolidación estatal en Argentina y Brasil, la
burguesía uruguaya debió estructurar un verdadero sistema nacional de
comunicaciones y transportes, para no perder su papel en el comercio de
tránsito regional y proyectar una presencia más firme en el marco rioplatense.
Se destacan en este plano el inicio de las obras para modernizar el puerto de
Montevideo (1900), la extensión de las líneas de ferrocarril, la extensión de
los telégrafos y las primeras empresas de teléfonos.
A medida que
avanzaban los procesos de consolidación estatal en Argentina y Brasil, la
burguesía uruguaya debió estructurar un verdadero sistema nacional de
comunicaciones y transportes, para no perder su papel en el comercio de
tránsito regional y proyectar una presencia más firme en el marco rioplatense.
Se destacan en este plano el inicio de las obras para modernizar el puerto de
Montevideo (1900), la extensión de las líneas de ferrocarril, la extensión de
los telégrafos y las primeras empresas de teléfonos.
Hacia 1900
vivían en el país cerca de un millón de personas (1.042.686 según el Censo de
1908), de las cuales más de la cuarta parte residían en la capital
montevideana. En poco tiempo, y en gran medida por el aporte inmigratorio, el
incremento demográfico creó nuevas posibilidades económicas y culturales para
los uruguayos.
Este proceso de
inserción general del Uruguay en el "mundo moderno" puede
apreciarse en un conjunto de elementos culturales particulares que en buena medida hoy hacen a la idiosincrasia de su pueblo. Las artes y las ciencias, las
costumbres y el consumo fueron marcados con un tono rotundamente cosmopolita, o
tal vez sea más adecuado decir, europeísta. Barriadas enteras de sus
principales ciudades lucen parques con monumentos neoclásicos, paseos de estilo
catalán ("ramblas"), balnearios a la francesa y un inocultable
encanto de sus sectores opulentos, principalmente los vinculados al "alto
comercio", por identificarse estéticamente con la Belle Époque. Como
ocurrió en buena parte del planeta, junto al ferrocarril británico viajaron
también un conjunto de valores culturales, de los que la práctica del football
(asimilado como futbol) parece ser una de las herencias más preciadas. En
1896 se realizó en Montevideo la primera exhibición cinematográfica en un local
comercial, el "Salón Rouge", ubicado en el actual Museo Romántico (25
de Mayo entre Zabala y Misiones). La expansión del "biógrafo",
palabra usada en la época para designar al cine, fue vertiginosa. Desde 1912 el
número de espectadores de las salas cinematográficas superó al de los
asistentes al teatro. Pronto los sectores populares urbanos, en la medida de
sus posibilidades, fueron igualmente conquistados por la "modernidad"
de las costumbres importadas. Como han señalado Barrán y Nahum, el cine-europeo
y norteamericano en esa época- contribuyó a expandir "ideales de vida,
modas y costumbres, que reforzaron la tendencia montevideana al
cosmopolitismo."
En los pequeños
establecimientos, en los talleres industriales y en la creciente concentración
de trabajadores ferrocarrileros y portuarios se empezó a desarrollar un movimiento
obrero que ya en 1890 tenía importantes organizaciones sindicales en esta
etapa, fundamentalmente a través de sociedades de resistencia "por
oficio", y órganos de prensa, participando de movilizaciones
internacionalistas como las del Primero de Mayo. Principalmente existieron dos
grandes vertientes ideológicas en el movimiento obrero: la anarquista, que
llegó a constituir una Federación (Federación Obrera Regional Uruguaya) y
ejercer una mayor influencia en las dos primeras décadas del siglo XX, y la
socialista, de definición marxista. Asimismo, surgió una corriente social
cristiana, que proponía un espacio sindical diferenciado de las corrientes
revolucionarias. Resulta interesante señalar que no pocos destacados
intelectuales uruguayos simpatizaron rápidamente con estas corrientes
ideológicas y pronto fueron construyendo una serie de expresiones
"contestatarias" y "alternativas al sistema", muy ricas y
originales en algunos casos y de extraordinario peso hasta hoy día en la cultura
nacional. Se encuentra aquí el origen de las "izquierdas", que desde
entonces han sido un componente fundamental de la experiencia social uruguaya.
Los departamentos del interior del país mostraban grandes contrastes. Mientras
los ubicados en el litoral del rio Uruguay se habían beneficiado del tránsito
fluvial y junto a los del centro-sur del país contaban con establecimientos
ganaderos que habían incorporado el mestizaje y la refinación, los lindantes
con Brasil mostraban mayor pobreza, encubierta en parte por el contrabando
fronterizo. Ahora bien, ya fuera por la incorporación de mejoras tecnológicas o
por la supervivencia de las estancias dedicadas a la cría de ganado criollo, el
medio rural continuaba expulsando brazos, generando bolsones de pobreza (los
"pueblos de ratas") y acentuando las desigualdades entre la ciudad y
el campo”.
FREGA, Ana; Et Al. Historia del Uruguay en el siglo XX (1890-2005).
Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 2008. Págs. 21-25
Comentarios
Publicar un comentario