Ficha 1: Algunos conceptos para la comprensión de la historia económica y social contemporánea
Algunos conceptos para la comprensión de la historia económica y social contemporánea
Susana de
Luque.
La Revolución Industrial
“El
período histórico que consideraremos es el que se inicia con la Revolución
Industrial y que llega hasta nuestros días. Este proceso implicó cambios
trascendentes en la vida humana y se originó en Gran Bretaña a mediados del
siglo XVIII. Para poder comprender la magnitud de tales cambios cualitativos,
la Revolución Industrial puede ser comparada con otro fenómeno ocurrido hace
aproximadamente unos diez mil años. En aquella oportunidad, la revolución
agrícola significó un cambio fundamental para la vida humana. El hombre se hizo
sedentario y dejó de ser cazador y recolector para transformarse en productor.
Practicó la agricultura, domesticó a los animales y construyo grandes obras
hidráulicas. Desde aquella época y hasta la Revolución Industrial, el hombre
satisfizo sus necesidades de alimentación y vestido principalmente a partir de
la producción local agrícola y ganadera. La llamada genéricamente
"sociedad tradicional" (categoría amplia en la que se pueden
encontrar una gran variedad de sociedades distintas: la feudal, el esclavismo
antiguo, los imperios orientales, entre otras) se basaba principalmente en la producción
del campo y el autoabastecimiento. Era una sociedad de órdenes y jerarquías y
sin posibilidades de movilidad social (es decir, de modificación del status
social). El tipo de pensamiento que predominaba era dogmático -esto significa
aceptar determinadas verdades sin cuestionarlas- que en general formaba parte
de una cosmovisión religiosa y social.
Si bien a
partir del siglo XI y el XII comenzó a desarrollarse un nuevo sector social,
los comerciantes, que transportaban y vendían productos (como las especias) de
Oriente a Occidente y viceversa, no era el comercio la actividad predominante
ni la mayor cantidad de personas vivía en las ciudades. La mayoría de la gente
vivía en el campo y producía para lograr dos objetivos primordiales
indispensables para su subsistencia: la entrega de un excedente producido en
forma de diezmo o impuesto a la organización político-militar-religiosa
dominante y su propia alimentación. Si bien existía un merca- do de intercambio
(constituido por la demanda de las clases pudientes y los comerciantes), la
producción no estaba orientaba al mercado como sí ocurriría más tarde en
Occidente con el desarrollo del capitalismo.
La
Revolución Industrial se fue gestando en los siglos anteriores y se plasmó a
partir del siglo XVIII en una serie de cambios que significaron, en los países
centrales o desarrollados, el paso de la sociedad tradicional a la sociedad
moderna. O, en otros términos: de la sociedad agraria a la industrial. La
generalización de la producción industrial como modo de satisfacer las
necesidades del hombre implicó el surgimiento de nuevos modos de organización
social, económica y política. El conjunto de relaciones económicas y sociales
se transformó radicalmente y el capitalismo se estableció como sistema productivo
dominante (en la actualidad lo es más que nunca y en el ámbito planetario).
Este modo productivo se organizó alrededor de conceptos como la propiedad
privada, el trabajo asalariado, la producción industrial para el mercado y el
nuevo Estado nacional Nuevas leyes y organizaciones políticas para una nueva
economía y una nueva sociedad más racional, abierta y móvil que la tradicional
Alentada por el desarrollo de las ciencias y la tecnología y por el rol cada
vez más activo de los Estados, la industrialización se extendió desde Gran
Bretaña (en el siglo XVIII) a Alemania y Estados Unidos (en el siglo XIX) para
continuar en un proceso de expansión creciente hasta la actualidad.
La
industrialización se transformó en un fenómeno deseable. La riqueza de las
sociedades industriales medida en su capacidad de producir bienes y servicios
se multiplicó y aún hoy se sigue multiplicando. El cambio y el crecimiento
constantes parecen ser dos de sus características distintivas. Mientras que en
todo el período de la sociedad tradicional el ingreso per cápita se mantuvo
estable, en la sociedad industrial este indicador se disparó en forma
exponencial.
Sin
embargo, el capitalismo no constituyó la única vía posible para lograr la
industrialización. Su principal competidor ideológico y económico fue el modelo
socialista implementado desde 1917 principalmente por la Unión Soviética y los
países que forma ban parte de su órbita. Esta competencia se estableció
claramente a partir de la segunda posguerra y duró prácticamente hasta la caída
del muro de Berlín en 1989. La oposición Este-Oeste fue, sin duda, una de las
características sobresalientes de la política inter- nacional del siglo XX. El
modelo soviético, inspirado en el comunismo, había logrado un desarrollo y un
crecimiento económico que competía con el capitalismo y se erigía en un modelo
alternativo de industrialización fundamentado en valores y presupuestos pro-
fundamente distintos. La crisis de la economía y de la política soviética, a
partir de los años 70, fue irreversible y condujo a la disolución del sistema a
principios de los 90. Tal disolución y las condiciones impuestas por la
globalización han fortalecido en la actualidad al capitalismo que, lejos de
estar debilitado, ha encontrado nuevos terrenos para la acción.
Los países
europeos, Estados Unidos, Japón, la Unión Soviética, algunos países del Tercer
Mundo, los países miembros del sudeste asiático, todos han atravesado por un
proceso de industrialización. Cada uno de ellos constituye indudablemente un
caso que puede ser explicado sólo desde una perspectiva multicausal que tenga
en cuenta un conjunto de variables. Históricamente los modelos de
industrialización más exitosos tendieron a transformarse en los nuevos modelos
a seguir por el resto de los países. Sa embargo, la industrialización no puede
producirse por mera copia.
Para
comprender los distintos modelos de industrialización debemos atender el análisis
de determinadas variables que nos permitirán ordenar las realidades históricas
particulares y entender mejor las diferencias existentes entre los casos. Entre
estas variables se encuentran, por ejemplo, la disponibilidad de recursos
naturales, el rol del Estado d los empresarios, del mercado interno, del
mercado externo, la estructura de clases y diversas alianzas y relaciones entre
los sectores, la historia, los factores culturales, la tecnología. Todas ellas
han jugado un papel diferente, o en algunos casos similares, en los procesos de
industrialización... ”
De la Revolución industrial a la globalización neoliberal. Buenos Aires, Biblos, 2002. (Págs. 17-18)
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